No dejes al azar tu buena suerte:
qué hacer para no arruinarte
ECONÓMICA Y EMOCIONALMENTE
El éxito no es
un lugar o una meta, sino un estado, una sensación. Consiste en ser feliz con
lo que se hace, en ser cada vez mejor y en tener un equilibrio en todas las
facetas de nuestra vida.
La gestión de la riqueza es cualitativa, no cuantitativa.
Las nuevas generaciones digitales tendrán un rol fundamental en la
resignificación de la cultura del trabajo, el bienestar social y el medio
ambiente. Un orden distinto para el éxito común.
En un mundo cambiante al que
tenemos que adaptarnos constantemente, disponer de unas buenas habilidades
emocionales nos permitirá gestionar nuestra vida de manera positiva, aumentando
nuestro bienestar personal y social, así como nuestro rendimiento.
Pero, cuando hablamos de
habilidades emocionales, ¿a qué nos referimos exactamente?
1. Conciencia emocional: conocimiento de
las emociones propias, la de los demás y expresión verbal y no verbal de las
mismas.
2. Regulación emocional: aprendizaje del
autocontrol, tolerancia a la frustración, espera de la gratificación y
canalización de emociones.
3. Autoestima: desarrollo de autoconcepto y
confianza en uno mismo.
4. Habilidades socioemocionales: empatía,
resolución de conflictos y habilidades interpersonales (comunicación y
cooperación social)
5. Habilidades para la vida: habilidades de
organización, asertividad, sentido del humor y actitud positiva.
El éxito y su relación con la inteligencia emocional
Sea como fuere, existe un detalle
que debemos considerar. El tener una elevada inteligencia emocional no nos hará
un mejor profesional ni una persona más exitosa por sí solo.
No obstante, está claro que una
persona que gestiona correctamente sus emociones sabrá estar a la altura de las
circunstancias en muchos momentos.
Ahora bien, a la inteligencia
emocional se debe sumar una elevada capacidad empática. Gracias a la empatía y
ser un experto en relaciones humanas nos sentiremos como personas realizadas en
todos los aspectos de la vida.
Otras consecuencias positivas de la sabia gestión
emocional
Al ser dueños de nuestras
emociones, disfrutamos de consecuencias muy positivas. Por ejemplo, el vínculo
que se puede crear con los compañeros, amigos, familia, entorno etc.
Un buen líder empatiza con las
emociones de sus seguidores. Para ello, crea vínculos muy fuertes que se
mantienen en el tiempo
Una persona con elevada
inteligencia emocional puede influir con precisión en las conductas de los
demás. Su habilidad para integrarse en una red social empresarial lo dotará de
acceso a más información, lo que le permite mejorar el desempeño y, por ende,
tener más éxito.
Otra consecuencia positiva de la persona con alta inteligencia emocional es su capacidad para aceptar las críticas. De esta forma, entiende los comentarios con mayor objetividad, los analiza y los utiliza para aprender de sus errores. Esto, sin duda, hace de estos unos profesionales muy productivos y resolutivos.
Tener paz interior implica tener armonía y bienestar emocional,
sentirse satisfecho con uno mismo a pesar de las luchas del día a día. Pero no
es fácil liberar la mente cuando estamos siempre ocupados en un entorno
agitado, a veces abrumador. Alcanzar la paz interior es para muchos un deseo
sin esperanza.
Todo éxito tiene lugar fuera de la zona de confort
Tu escoges el camino
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Ferran Prat (Director de Sabiens)
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